lunes, 21 de octubre de 2013

La deducción: silogismos disyuntivos

La deducción: silogismos disyuntivos

Un ejemplo de esta forma de razonamiento es el siguiente silogismo:

Cobreloa ganará la liga o ganará la Copa Libertadores
No ganó la liga
Ganará la Copa Libertadores

Resulta fácil evaluar la validez del argumento si aceptamos las alternativas de manera excluyente o fuerte: la negación de una implica aceptar la otra y viceversa. El problema se presenta si aceptamos una interpretación incluyente (o débil) de la afirmación, según la cual una alternativa no excluye la posibilidad que ocurra o se dé la otra ¿Cómo distinguir estos casos? Mucho dependerá del lenguaje y del contexto. Veamos.
¿Estamos diciendo que Cobreloa sólo podría ganar uno de los dos campeonatos, o aceptaríamos también que nuestra premisa es verdadera incluso en el caso de que Cobreloa logre una doble victoria? Todo depende de nuestra interpretación de “o”. En lógica se tiende a aceptar la segunda interpretación, es decir, una acepción “débil” o “incluyente” de la disyunción.
Si ambas alternativas pueden darse juntas sin falsear la proposición, sólo la negación de una de ellas permite una deducción cierta. La afirmación deja abierta más de una posibilidad con lo cual se invalida el argumento.

Observa los siguientes ejemplos.
a. O lloverá durante la semana o se arruinará la cosecha
Llovió durante la semana
No se arruinó la cosecha

b. O lloverá durante la semana o se arruinará la cosecha
No llovió durante la semana
Se arruinará la cosecha

c. O lloverá durante la semana o se arruinará la cosecha
No se arruinó la cosecha
Llovió durante la semana

d. O lloverá durante la semana o se arruinará la cosecha
Se arruinará la cosecha
No lloverá durante la semana

Si aceptamos la interpretación “débil” de la disyunción, sólo (b) y (c) son válidas, porque al negarse una de las alternativas tiene que afirmarse la otra. En las instancias en que se afirma una de ellas, sin embargo, no se excluye necesariamente la otra y nos encontramos con un silogismo inválido.
Si aceptáramos la interpretación de “o” que indica que las alternativas son excluyentes, veríamos que las cuatro formas que indican arriba son válidas. Resulta obvio que más allá de lo que sea la práctica corriente en lógica, cualquiera evaluación de un argumento de este tipo tendrá que examinar el contexto para determinar el sentido que se le está dando a “o”.


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